Hola buenos días esta mañana dedicada un rato a leer artículos y estudios, en este caso un estudio que me ha llegado al correo electrónico sobre “porque a los hombres nos cuesta más expresar nuestras emociones”, en este estudio bastante interesante varios psicólogos y numerosas fuentes explicaban porque nos cuesta a los hombres expresar; Explicaban que una mujer obtiene beneficios sociales por expresar sus emociones: es más comprendida, más aceptada y apoyada… y como en cambio un hombre recibe al expresar sus emociones en algunas ocasiones el rechazo de sus iguales.
¿Los hombres no lloran?
Esto es cierto en algunos casos, aunque en mi opinión ha quedado un poco anticuado y obsoleto este planteamiento, sí suele ser cierto para mí lo fue y para muchos hombres también que socialmente ese comportamiento es casi censurado, pero en mi opinión y en la opinión de otros muchos profesionales eso es rascar únicamente la superficie de este tema qué produce, tanto en las parejas, como en los propios hombres un sufrimiento añadido.
Una de las grandes dificultades a la hora de resolver y gestionar los conflictos de pareja es la falta de comunicación y como los hombres parecemos vivir fuera de esas emociones sin darle importancia a expresarlas, a experimentarlas e incluso a reconocer que existen en nosotros; eso limita en muchas ocasiones o frustra a nuestras parejas mujeres, pues en la mayoría de los casos esta falta de comunicación es lo que genera los conflictos y el no “lograr resolver” etc. Nada nuevo hasta aquí verdad y digo nada nuevo hasta aquí porque llevamos años dándole vueltas a este asunto, se han escrito innumerables y maravillosos libros, ahora mismo me viene a la mente la saga de las mujeres son de Venus y los hombres son de Marte y más y más libros que podríamos citar aportando su granito de arena a este conflicto social, cultural e individual.
A mí hoy me gustaría hablarte de lo que hay debajo de ese comportamiento de esa superficie para ello siempre me voy a ir a las memorias, al inconsciente y al para qué en la evolución de nuestra especie se ha desarrollado esta técnica en los hombres que dice que lo más adecuado es dejar de vivir las emociones.
El rol del cazador en la época de las cavernas
Si nos lo planteamos desde el hombre de las cavernas, desde nuestro ancestro cazador que tenía los roles totalmente diferenciados hombre/mujer, el rol masculino del cazador requiere y requería estar centrado totalmente en el peligro, en la caza pues sí un hombre cazando entraba en su emoción de miedo era susceptible de quedarse bloqueado y convertirse en víctima de su presa, por lo tanto, y a nivel de intención positiva tanto socialmente, en esa época cómo biológica e inconscientemente, ese comportamiento debe ser reprimido para garantizar la supervivencia del hombre cazador y el éxito de la caza misma; emociones como “qué bonita que es la gacela” hacen que perdamos la pieza, y ruego me permitáis el cliché.
“El miedo puede matarnos” y “la rabia hacernos perder la posibilidad de la caza”, podría ser un enunciado de ese aprendizaje…
Por ello a nivel arcano evolutivo desde nuestro tronco cerebral es lógico pensar que se dio la orden de reprimir estas emociones, por el contrario, la función femenina en aquella época era la de cuidar y alimentar a los miembros de la familia y para ello era necesario ser empático y entender las emociones de niños y hombres por igual y este peligro o dificultad a la hora de vivir las emociones no era una realidad en la compartimentación de las tareas.
Por ello al contrario que a los hombres las mujeres desarrollaron posiblemente la orden de prestar más atención a estas y otras emociones aprendiendo a comunicarlas y compartirlas.
Eso en cuanto a nivel del tronco cerebral, la dificultad continúa cuándo durante los siguientes años evolutivamente como especie se va programando a los hombres con las célebres frases: “no llores”, “eres un hombre”, o “los hombres no lloran” … con el fin posiblemente de fortalecer a los niños en el proceso de paso a la edad adulta, por supuesto todo esto debemos verlo evolutivamente y desde una intención positiva jamás desde un intento de sumisión o agresión hacia esos niños y hombres…
La sociedad actual no necesita aquel cazador
Pero todo esto que evolutiva y socialmente ha sido una realidad hoy en día ha cambiado, en nuestros días esa compartimentación de tareas ha dejado de existir teniendo un compartir responsabilidades dentro de nuestros roles masculino y femenino. La sociedad actual ha dejado de necesitar a machos cazadores polarizados en lo masculino para pedir y buscar machos cazadores que acepten una igualdad tanto en responsabilidades como en comportamiento de sus congéneres femeninas.
A nivel inconsciente este cambio social es incompatible con la parte evolutiva inconsciente y de ahí tantos y tantos conflictos de sumisión, maltrato y agresión, invasión o incluso vejación entre hombres y mujeres…
Ahora bien todo esto que está muy bien evolutivamente, como hemos dicho, ha dejado de ser útil y tanto hombres, como mujeres, y especialmente padres y madres, debemos trascender, tanto en la sociedad, como en la educación, este impulso biológico que hasta ahora ha sido enviado y reprogramado en las nuevas generaciones, sin castigar a las anteriores, este nuevo tipo de patrón en el que gota a gota, niño a niño entendemos su dificultad y le facilitamos el desarrollo de un hombre adaptado a la sociedad actual, por supuesto, sin castigar a aquellos que ya están programados y deben realizar un cambio más duro en su identidad y su programación diaria.
Como hombre yo entiendo y acepto esta realidad y hace años que deje de castigarme por no ser capaz de sentir o comunicarme con la misma facilidad que otras personas, y al ser consciente de ello, por curioso que siempre nos parezca, aparece esa facilidad, pudiendo entender que solo tengo que cancelar o liberar esos programas, esa información biológica, que me dice que es peligroso porque puedo sentirme agredido o menos preciado…
Recordar que, si ese cazador se conectaba en medio de la caza con la emoción del miedo o de la duda, por ejemplo, era posible que tanto él como sus compañeros estuvieran en peligro por eso la sociedad aún hoy castiga este comportamiento también es importante, entender que la sociedad sigue siendo esclava de esta realidad inconsciente que actualmente como decía antes se ha convertido en un comportamiento desadaptativo.
Podríamos seguir explicando y dando más detalles, pero en este momento creo que ya es suficiente esta parte, ahora me gustaría aportar alguna solución o recurso a aquellos de vosotros que estáis leyendo estas palabras. No obstante, soy consciente de que cada caso requerirá un enfoque particular. Social y familiarmente el recurso que recomiendo es la paciencia y la aceptación de esa dificultad, podríamos asemejar esto al aprendizaje de un niño al leer o a atarse los cordones, que siente al principio la dificultad para aprender y poco a poco con paciencia suya y de sus mayores conseguirá aprender; sí en la familia a estos hombres se les tiene paciencia y se les refuerza el no me voy a enfadar no me voy a frustrar por tu dificultad será más sencillo trascenderla.
En cuanto a los hombres que sientan este está dificultad mi consejo o recomendación es sencilla, cada vez que os dais cuenta que estáis reprimiendo una emoción preguntaros: ¿qué es lo peor que podría pasar si vivo esta emoción? y dejar que vuestro inconsciente a través de la imaginación os traiga ese mensaje grabado a fuego en nuestras células y en vuestro ADN; traen ese memoria qué dice esto es peligroso, esto es inadecuado o esto hay que evitarlo… puede ser un recuerdo, un pensamiento o una emoción; permítete vivirla reconociendo su realidad y su peso en ti para entonces cancelarla y decirle a esa parte de tu cuerpo: “si esto ocurrió en el pasado, ahora mi vida es distinta, la realidad es distinta” aportando una solución o un recurso si es que fuera posible.
De esta forma podemos de forma sencilla ir bajando la presión que este programa ejerce en nuestra necesidad de comunicarnos, de vivir las emociones y de compartir.
Yo hoy desde mis emociones a ti hombre igual que yo, que estás leyendo esto, quiero decirte que compartas, que vivas esas emociones, que a mí me hace grande el corazón ver a un hombre conectar con ellas.
Gracias gracias gracias