Hola, buenos días, hoy te quiero hablar de algo que todo padre sabe, que toda madre sabe, aunque no todos los días sea fácil recordarlo. Hoy vamos a hablar de los niños y su desarrollo y la paciencia que es necesario que el padre y la madre desarrollen en esta etapa.
Los humanos nacemos totalmente dependientes
Los humanos, como todos sabemos, nacemos sin haber completado nuestro desarrollo, al contrario que otras especies que nacen ya preparadas y dispuestas para su vida. Es por eso que nosotros precisamos de una etapa, la del bebé, en la que somos aun completamente dependientes, no sólo por el hecho de la lactancia sino porque dependemos, en todos los aspectos, de nuestros padres y mayores. En cambio, como ya hemos dicho, el resto de las especies de este planeta ya nacen con un determinado grado de autonomía. Emocional e intelectualmente ocurre lo mismo, los animales tienen su instinto, gracias a él solo hace falta que se les recuerde unas poquitas veces esos conocimientos que ya llevan dentro de ellos. Los bebés también tienen ese instinto, pero ese instinto solo guarda información de la parte biológica y de supervivencia; en cambio, toda la parte de nuestro cerebro consciente evoluciono hacia el desarrollo de las conductas sociales aprendidas, ética y valores… Esto debe ser desarrollado día a día; las conductas sociales. Lo bueno y lo malo, el desarrollo de las normas… no es algo que lleve inscrito en su ADN el bebé. El niño deberá ir desarrollándose a lo largo de sus primeros años y a veces también en los siguientes años.
Bien, hasta aquí no te he contado nada nuevo, ¿verdad? Ahora vamos con lo nuevo:
Cuando olvidamos que siguen siendo niños
Cuando el niño está próximo a la etapa del bebé le vamos aplicando estos conocimientos y enseñanzas teniendo paciencia en algunos casos casi infinita; pero conforme el niño empieza a crecer y a ir adoptando roles más de adulto solemos, yo el primero, olvidar que sigue siendo un niño y que está aprendiendo, ya sea por su cambio de actitud al comenzar a hacer cosas más de adulto, ya sea por el ritmo del día a día que a veces nos impide centrarnos en lo que verdaderamente es importante, podemos olvidar esta realidad volviéndonos impacientes, exigentes y robando en algunos casos la infancia de nuestros hijos. De esto hemos oído hablar a psicólogos, sociólogos, políticos, médicos y en las tertulias familiares regularmente. Pues bien, hoy quiero recordaros una cosa que no debemos nunca olvidar y es simplemente esta: hasta los 25-26 años nuestro cerebro sigue desarrollándose y no somos seres completos ni maduros, hasta esa edad somos inmaduros. El niño, incluso cuando está en la rebeldía de la adolescencia, no hace lo que hace para (y perdón de la palabra) “tocarte las pelotas”; hace lo que hace para desarrollar aspectos de su identidad, de su personalidad y de su adaptación al medio que le rodea.
Recuerda que no existe una intención negativa, solo una intención positiva distinta a la tuya. Nada ni nadie hace las cosas para hacer daño, solo sus prioridades son distintas.
De esta forma, cuando el niño es pequeño, recordamos fácilmente esa paciencia que conforme crece olvidamos y hay determinadas conductas que debemos recordar a la hora de educar.
Primero, educar es firmeza sin agresividad, es firmeza con autoridad, sin agresión, no nos volvamos nosotros niños cuando castiguemos a los verdaderos niños. No nos vengamos de ellos por aquello que nos ocurrió cuando éramos pequeños.
Segundo, es muy importante para el menor ser escuchado, pregúntale para qué, no por qué, para qué ha hecho lo que sea que haya ocurrido. De esta forma, le enseñarás a pensar y razonar en sus circunstancias y los motivos que le han llevado a hacerlo y ambos, él y tú, descubriréis la inteligencia que tiene tu hijo, la sabiduría que de forma natural aplica, pudiendo usar esa inteligencia y esa sabiduría, con leves cambios, para adaptarlos a las normas sociales y lo que se espera de nosotros en el día a día.
La frustración bien llevada, puede ser útil
Cuando imponemos un castigo, una reprimenda, o simplemente le damos una orden a un niño, hay que recordar que la frustración puede aparecer y es algo útil y necesario pues en la frustración está la fuerza para salir adelante; en la frustración también está oculta la genialidad, la creatividad y la pasión para defender tus ideas, pero en la frustración, si no tiene una correcta salida y no le damos una válvula al niño para controlarla, también se esconde la baja autoestima, la inseguridad, el “no puedo”, el “no valgo”, el “no soy suficiente” y el, no menos grave, “no merezco”. Por lo tanto, te invito a que le ofrezcas salidas a tus hijos, una salida de esa circunstancia posiblemente catastrófica de su aprendizaje. De esta forma, las piedras y obstáculos en la vida serán sólo eso, obstáculos, y no un pozo sin fondo del que no sabe salir.
Acompaña a tu hijo a desarrollar recursos y estrategias hablando con él diariamente y llegando a acuerdos, educar nunca fue dejar solo al pequeño, educar, criar, es acompañar de forma firme, constante y cariñosa siempre al pequeño en lo que su evolución precise.
Autoridad sí, crueldad no
Por lo tanto, te recuerdo, firmeza, no crueldad. ¿Por qué has hecho eso? No. ¿Te has dado cuenta o has visto lo que has hecho? ¿Qué podemos hacer para resolver esto? No, pues ahora lo solucionas tú y tantas y tantas frases que en esos momentos de discusión familiar se oyen en todas las casas.
Hoy solo quería compartir contigo esto que hoy mismo he recordado cuando me he visto cayendo en estos mismos errores.
Están aprendiendo, están creciendo, y aunque no lo parezcan, algunas veces siguen siendo pequeños.
Me voy a despedir con una frase que decía mi tatarabuela cuando en las reuniones familiares alguno de los padres se enfadaba con nosotros, los nietos. Ella decía simplemente y con voz dulce: “Niños, niños, niños”. Que en su lenguaje era: un niño tiene que jugar, un niño tiene que correr, un niño tiene que hacer trastadas y meterse en problemas para convertirse en un adulto sano.
Maria
enero 8, 2019 a 5:27 am
Genial, es muy bueno recordarlo, lo trataré de aplicar más seguido! Gracias