Ser un buen formador, no es solo una cuestión de temarioso manuales. Por lo menos no en mi campo, el campo de la Biodesprogramación, Biodescodificación, Transgeneracional… Si tu propósito es acompañar en el crecimiento de otras personas, no puedes aportarles algo que tu no hayas trabajado antes en ti mismo. Antes de dar ese paso, deberás examinar tus miedos desde dentro y estar preparado.
Hace mucho tiempo cuando comencé a enseñar todo esto que ahora comparto y se, tuve un momento de duda, en la que mi miedo y mi ego salieron de su escondite y comenzaron a hablarme diciéndome que:
- Si enseñaba todo lo que se me iba a quedar sin pacientes, ni clientes (producto de mis miedos e inseguridades).
- Que no lo enseñara todo y así tendrían que venir a más clases (mi mezquindad).
Ese mismo día comencé a preguntarme para que quería enseñar, pues supe al instante que enseñar siguiendo a esa parte de mi mente era totalmente inaceptable y si así lo hacía más valía no hacer nada.
Entonces recordé lo que significaba para mis padres, ambos docentes de profesión, el hecho de enseñar, y con esa base empecé a buscar que es para mí esta parte de mi vida, y recordé lo que es para la filosofía oriental el enseñar y como se sientes un maestro en el mundo oriental: un maestro en el mundo oriental no se siente temeroso de que le quiten su lugar o no le necesiten o cualquiera de esas cosas.
Un maestro en el mundo oriental ansia precisamente que su discípulo le supere, es un honor para el maestro cuando su discípulo no solo integra todo lo que le ha enseñado, sino cuando el maestro tiene que mirarlo de frente y decir “me has superado, ya no tengo nada nuevo que enseñarte”, es ese día cuando el objetivo último y verdadero de tu función se ha culminado y esa persona ha integrado todo lo que tú le has dado, lo ha hecho suyo, y además le ha sumado lo suyo propio y lo que ha aprendido de otras personas… y esto es una simple suma o así lo veo yo.
Profesor Antonio + 0 = Antonio
La persona es un clon, sin genialidad, un obrero sin creatividad eficaz solo en lo que ha aprendido.
Profesor Antonio + Tus propios aprendizajes = Tu
Tienes el éxito, eres un profesional que has integrado y asegurado la estructura para enfrentarte a los desafíos que tanto la vida como tu profesión te presente.
Profesor Antonio + Profesor 1 + Profesor 2 + Profesor 3 + tus propios aprendizajes = Tu marcando la diferencia en tu campo o profesión (tu siendo excelente)
Eres excelente, un especialista en tu sector, alguien que va a marcar la diferencia y se va a convertir en un referente, alguien a quien consultar y tener en cuenta.
Este entre otros motivos es el por qué en la Escuela Anahyana nuestros cursos no los imparte una sola persona, somos un equipo de profesionales donde cada uno se especializa en su sector y enseña, y de eso que enseña no es solo un profesional, es un especialista alguien que puede responder todas las dudas y preguntas. De esa forma garantizar que tú vas a tener la mejor enseñanza en esa materia.
Pero volvamos al tema en cuestión que como siempre me he ido por las ramas jejeje.
Cuando empecé a pensar y ver este asunto de esta forma (además de tener una conversación muy terapéutica con ese ego que me quería llevar al mundo del miedo y la mezquindad), entendí que cada persona que enseñaba no era un enemigo, ni un competidor, era una estrella que se acababa de encender en el universo, haciendo brillar más y más este maravilloso lugar lleno de luces y sombras, y que gracias a esa persona yo mismo brillaba más pues yo viviría siempre en su memoria, en sus acciones y en su vida, cada vez que recurriera a esa porción que yo le había compartido, aquí para apareció mí el concepto de inmortalidad en mi mente, y me quede durante horas extasiado por ello como un bobo, con esa cara de eureka que algunos sabéis que pongo.
También entendí que yo puedo llegar hasta un punto y solo hasta ese punto pues tengo como todos tenemos un día de 24 horas, nada más; Tengo un año de 365 días, nada más; y tengo como todos una vida promedio de 120 años (aunque puede que sean más de 120).
Si podía enseñar aunque fuera a una persona a ser no igual que yo, sino como hemos dicho más que yo, a ser él, ya mi proyecto, mi ilusión, mi esfuerzo no tendría solo 24 horas diarias, tendría 48 cada día, y si en vez de a una persona enseñaba a dos, o a tres o a 20 o a los cerca de 2000 alumnos que han pasado en estos años por mis cursos, cada día, tendría 48.000 horas para mí, y cada una de esas estrellas, que están iluminando sus vidas, su mundo, su parcela de este historia interminable que llamamos vida, seria parte de mi ilusión, de mi esperanza, de mi intención de un mundo mejor y entonces cogí la calculadora y multiplique consiguiendo esa cifra, de 48.000 horas cada día.
2000 alumnos * 24 horas = 48.000 horas entre todos
Entonces mi mente chillo dentro de mí, “¿si, pero y si algunos de ellos quieren enseñar?” y volví a coger la calculadora y a unos pocos de ellos los hice enseñar a 500 personas cada uno y obtuve un total de 1.200.000 horas dedicadas a hacer un mundo mejor.
100 nuevos maestros * 500 alumnos * 24 horas = 1.200.000 horas entre todos
1.200.000 + 48.000 = 1.248.000
Más mis 48.000 tenemos un total de 1.248.000 horas cada día dedicadas a que exista más luz y a que las personas sean más conscientes y sanas tanto energética, como emocionalmente y mi mente olvido las dudas, olvido el miedo, olvido la mezquindad, y simplemente llore.
Bueno como suele pasarme empiezo a escribir con una idea, la página de mi libreta se llena de palabras que no estaban antes en mi cabeza jejeje, pues esto no era lo que quería compartir con vosotros, pero si ha sido lo que mi ser ha decidido expresar.
Te cuento a través de dos conversaciones la idea original, pues este articulo como la mayoría de lo que suelo compartir viene después de una o dos personas que me llevan a este lugar:
El otro día en uno de esos cafés de una hora y que se convierten en 4 horas de conversación con un antiguo alumno que ahora es un gran profesional, además de amigo, y que está preparando su capacitación como formador en Biodesprogramación Evolutiva, me decía, y permíteme que te cite Juan Carlos: “No Antonio porque yo no voy a ser nunca tan bueno en Proyecto Sentido como tú, porque tú eres un referente…” aquí yo le pare, pese al gusto que nos da a todos los que tenemos inseguridades humanas que somos esa cosa llamada referente, que ahora está de moda pero yo la verdad no termino de saber exactamente que es, y le dije: “como que no, tú vas a ser mejor que yo, pues has recogido lo que yo he sabido enseñarte, a eso le has sumados lo de otros profesionales que has consultado y lo de otros cursos y libros a los que has acudido y además de eso todo lo que tú mismo has aprendido que es nuevo para todos los demás y nos lo tienes tu que enseñar…” “por eso tú vas a ser mejor que yo en el campo, obviamente, que elijas especializarte, al igual que yo lo soy de quienes me formaron en aquello en lo que me he especializado… y eso precisamente es lo que me hace a mi sentirme orgulloso, cuando miro tu página web y me hablas de tu proyecto…” (disculpa Juan Carlos si alguna de las palabras no te las dije así, pues me es difícil pasados tantos días, transcribirlas tal cual surgieron de mi boca mientras paseábamos por la Fuensanta de Murcia).
Permíteme que te cuente ahora una segunda conversación por WhatsApp que acabo de tener hace unos minutos y que definitivamente me ha hecho sentir que debía escribir este texto, una conversación que he tenido con una antigua alumna consultándome una duda en los grupos de acompañamiento que mantengo con los cursos anteriores. Bien, pues esa alumna que ya no lo es, y aunque ella aun no lo tenga tan claro es una grandísima profesional, me consultaba una cosa de un caso y yo sentía (en este caso no voy a comentar todos los datos de la conversación, pero si te agradezco Sara el empujón que tu pregunta me ha supuesto para escribir esta tarde) dudas en ella misma y sus sesiones que le producía una inseguridad:
“Animo, te lo he dicho en varias ocasiones eres una gran terapeuta y posiblemente desde fuera lo único que te limita ahora mismo es esa duda en los procesos y las herramientas pues todo lo demás lo tienes.
Me has dicho en ocasiones que no dude, que siga adelante que lo que hago vale mucho y soy grande; yo te digo que creo que tú puedes y por mucho superarme, y que creo en ti.
Según la filosofía oriental no hay mayor honor para un maestro que ser superado por su discípulo, así que haznos ese honor a todos los que hemos tenido el placer de compartir lo que cada uno sabemos. Supéranos y haz así de este lugar un lugar más grande, más bello y más lleno de luz. Te prometo llorar a cada paso y reír con cada victoria”.
Todo esto esta copiado directamente del WhatsApp sin corregir y por ello puede ser que tenga expresiones propias de ese medio de comunicación que he decidido no corregir para mayor exactitud, lamento esas posibles faltas de ortografía.
Esto es para mí ser formador y esto es lo que yo ofrezco en mis cursos.
Una persona que no quiere leer su manual e irse, sino una persona que está implicada en que tú seas todo lo grande que quieras ser, y que mi fin y mi intención es precisamente esa, que me superes al igual que cada padre quiere que su hijo le supere y así sentirse más orgulloso aun, así quiero yo de mis alumnos que me superen.
Bueno pues ya sabes un poco más de mi y ahora aprovecho para hacer marketing si quieres vivir el aprendizaje de esta forma, si quieres vivirlo de alguien que ha pasado por donde tu estas, alguien a quien le importa tu caminar y tu propio proceso de sanación personal tanto como tu aprendizaje, ya sabes dónde estoy yo y todos los que forman parte de mi equipo.
¡Te esperamos!
Juan Carlos
agosto 24, 2018 a 12:21 pm
En primer lugar quiero mostrar mi más sincero agradecimiento por acompañarme y contribuir en mi crecimiento. Todo lo mencionado es adecuado y perfecto.
Creo que cuando una persona es capaz de desnudarse emocionalmente y trasmite con el corazón sus sentimientos se debe reconocer la grandeza que muestra. Antonio, con tus procesos de acompañamiento, implicación, cariño, formaciones, conversaciones y cafés estás despertando “mi belleza encerrada”. Cuando eso ocurre, se está abriendo la potencialidad de mi ser y tengo el valor suficiente de exponerme ante la vida tal y como soy.
Gracias amigo